Director periodístico: Víctor Hugo Anteparra Reátegui
22 julio, 2024

General Williams Zapata recuerda como fue el rescate de los rehenes de la residencia del embajador japones

 General Williams Zapata recuerda como fue el rescate de los rehenes de la residencia del embajador japones

Hace 22 años los militares peruanos dieron un ejemplo de valentía y coraje al rescatar con vida a 71 de 72 rehenes que fueron retenidos durante 126 días en la residencia del embajador peruano Morihisa Aoki.  Ese día fueron abatidos los 14 terroristas del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru. El general E.P. José Williams Zapata, quien fue el jefe del Frente Huallaga con sede en Tarapoto, fue el oficial que estuvo a cargo esa operación. Los integrantes de la asociación Licenciados del Ejército Peruano Alfa Yanqui, difundieron una interesante entrevista que lo ponemos a disposición de ustedes en homenaje a todos quienes integraron el Comando Chavín de Huántar.

General E.P. José Williams Zapata:

Los recuerdos, de manera general, son positivos, por cuanto esa fue una importante operación en un momento crucial que vivía nuestra nación.

C: ¿Cómo y cuándo se conforma el grupo de comandos?

JWZ: La misma noche en que el MRTA ingresa a la residencia japonesa, el 17 de diciembre de 1996. Yo era coronel y mi cargo era el de jefe de Estado Mayor de Operaciones de la Primera Brigada de Fuerzas Especiales.

C: ¿Bajo qué criterios eligió a los integrantes del grupo?

JWZ: En función de las unidades que tenemos en la Brife y en la Escuela de Comandos es que comenzamos a seleccionar al personal: oficiales y suboficiales del Ejército, a los que se unieron oficiales de la Marina de Guerra.

C: ¿Y la selección?

JWZ: En horas escogimos a los mejores. Fueron 146 comandos distribuidos en grupos. Los que disparaban mejor, iban para francotiradores; los que tenían manejo de explosivos, iban para dicha misión; los que tenían mejores características para ingresar a la residencia, hacían otro grupo. Todos ellos formaban parte de la fuerza de intervención.

C: ¿A qué se refiere con «fuerza de intervención»?

JWZ: La fuerza de intervención se organiza sobre la base de elementos de mando, asalto, apoyo, seguridad y de francotiradores.

C: Y es allí cuando comienzan a entrenar…

JWZ: Lo que nosotros hicimos fue reentrenarnos, porque todos estábamos entrenados. Fue sobre todo para trabajar en equipo, pensando en los que se veían por primera vez. Ojo: no hablamos de entrenamientos por primera vez, sino de hombres especialistas que debían entrenar en función del escenario.

C: ¿Cómo se materializa el escenario?

JWZ: Tuvimos acceso a los planos de la residencia. Recuerdo que en el piso del patio Pachacútec de la Brife dibujamos los espacios con tizas. Dos días después levantamos paredes con triplay, pero había un problema: los disparos.

Aunque colocábamos trampabalas en los lugares donde suponíamos estaban los terroristas, se corría el peligro de salir heridos. Luego se construye el segundo piso, pero necesitábamos algo más preciso. Es allí que solicitamos que se haga un primer y segundo piso, porque todos debíamos ingresar a la vez en los 360 grados. Se construyó entonces la réplica que actualmente existe y que tiene las medidas exactas de la residencia japonesa real.

C: ¿Y cómo se manejó el plan?

JWZ: El plan de operaciones que comenzó en diciembre no es el mismo con el que conducimos la operación el 22 de abril de 1997. Ese plan fue implementándose, mejorándose en razón de las informaciones que teníamos.

C: ¿Cuándo reciben la orden?

JWZ: Recuerdo que fue un día viernes al mediodía cuando me llama el comandante general de la Primera Brigada de Fuerzas Especiales y me dice: Coronel Williams, el Presidente de la República ha decidido que la operación debe realizarse. El riesgo de los rehenes era inminente y se perfilaba una crisis.

C: ¿Cuál fue el despliegue?

JWS: Ese mismo viernes nos desplazamos hasta San Isidro. A las siete de la noche, el primer grupo de comandos ingresaba a las casas que están en el perímetro de la residencia del embajador japonés. Y el viernes, sábado, domingo y hasta el lunes en la madrugada es que estuvimos ingresando dentro de una rutina, que la tuvimos nosotros durante los cuatro meses.

C: ¿Cómo hicieron para no levantar sospechas?

JWS: Tres carros vacíos iban todos los días hacia las casas que están en el perímetro de la residencia de la embajada japonesa. No se rompió esa rutina y nosotros aprovechamos eso. Ingresamos en esos carros y no le llamó la atención a nadie, ese era el fin. Son varios conceptos y varios principios que se han manejado bien en esta operación: el secreto, la sorpresa, la rapidez.

C: ¿Cómo se toma la decisión de hacer túneles?

JWZ: Porque había la necesidad de acercarnos al objetivo en seguridad. El punto es que debíamos llegar a las paredes perimétricas de la casa y los túneles nos permitían salir de las casas aledañas y aproximarnos a las paredes. Una vez allí, deberíamos brechar las paredes, es decir, hacerles un hueco, de tal modo que los comandos podíamos ingresar por los 360 grados al mismo tiempo.

C: ¿Y los túneles que llegaban al interior de la residencia?

JWZ: Esos túneles que conducen hacia la casa solo sirvieron para que haya tres explosiones: en el comedor, sala y biblioteca, pero por ellos no sale ningún comando. No podían, porque la explosión que se genera los habría matado. Solo nos posicionamos en los túneles por donde podríamos salir.

C: ¿Y cómo fue el día de la incursión?

JWZ: El 21 de abril hubo coordinaciones con el interior de la residencia, específicamente con el almirante (Luis) Giampiertri. Y el 22, muy temprano también, para asegurar que se dieran dos condiciones para intervenir. El Presidente me dio personalmente la orden y di la cuenta regresiva. Detonamos los explosivos y las cargas bajo el piso de la residencia y los túneles, los comandos salen, corren a colocar sus brechas en las paredes del perímetro, esas brechas explotan, hacen un forado y por allí ingresan todos los comandos a la residencia.

C: El combate fue extremo…

JWZ: Dentro hay un combate intenso, en espacios de un metro y medio. La visibilidad era nula, se iniciaba un incendio y teníamos que ir por los rehenes para sacarlos con vida.

C: Le preguntaba sobre la magnitud del combate debido a los cuestionamientos sobre presuntas ejecuciones extrajudiciales. El terrorista Eduardo Cruz, alias «Tito», por ejemplo…

JWZ: Lo que le puedo decir con toda certeza es que ningún jefe de grupo, ni jefe de equipo, reportó ni la captura ni la muerte de «Tito». Allí hubo combate y murieron los 14 terroristas. Los espacios eran tan reducidos que los disparos se hacen a corta distancia.

C: Son precisamente los disparos a corta distancia los que se cuestionan. ¿Acaso ustedes tenían que pedir al terrorista que se rinda?

JWZ: Es interesante lo que dice usted, porque la misión de este operativo, y de cada uno de los grupos, no era buscar y asesinar a los terroristas, sino rescatar a los rehenes. En el camino nos encontramos con terroristas y debíamos cumplir con nuestro objetivo. Para ello utilizamos una técnica de tiro que sirve específicamente para darle seguridad al rehén. La característica dice que los disparos tienen que dirigirse a lugares sensibles con la finalidad de que el terrorista quede fuera de combate.

C: Se asegura que ustedes entraron a matar terroristas.

JWZ: Varias cosas se han dicho por desconocimiento, porque pueden imaginarse que uno llega y tiene que detenerlos y enmarrocarlos. ¡No! Uno tiene que llegar a donde está su rehén, asegurarlo y esperar la orden de sacarlo. A los terroristas que se encontró se les disparó a puntos vitales, porque el terrorista herido va a seguir disparando o va lanzar una granada. Esta técnica no está hecha para cometer un crimen, se maneja internacionalmente.

C: ¿Y los militares llamados «Los gallinazos»?

JWZ: No sé nada de ellos. Solo sé que luego, cuando ya había pasado lo del rescate, ingresó un grupo de Inteligencia a filmar. Como se filmó el rescate de Ingrid Betancurt, como se filmó la Primera y Segunda Guerra Mundial, como se filman las operaciones, porque todo eso se convierte en documentos históricos o de instrucción. (Roberto) Huamán Azcurra sí estuvo con ellos. La Policía fue la que quedó a cargo del cuidado del perímetro.

C: ¿A qué se deben entonces los cuestionamientos?

JWZ: Hay intereses que son subalternos que van a decir que esto es ilegal, pero deben revisar otros casos de operaciones de esta naturaleza y van a encontrar cosas peores. Terroristas con 60 o 50 disparos. Es un tema muy complejo y un proceso judicial también es complejo porque da lugar a suposiciones, a suspicacias, y si de por medio hay alguien que está interesado en hacerlas más grandes, evidentemente hay material para que pueda suponer todo lo que quiera.

C: Esto me lleva al tema de la demanda internacional. ¿Cómo han tomado la demanda?

JWZ: Yo creo que es la posición de esa ONG (Aprodeh). Esa ONG tiene sus intereses. Esta operación se hace porque un Estado y una nación son agredidos por un grupo terrorista que tiene ideología, teoría, entrenamiento y que quiere, por la vía criminal, tomar el poder e imponer políticas e ideologías a toda una nación. Lo que hizo el Estado fue defenderse. Defenderse contra un grupo de terroristas que hicieron un operativo para secuestrar y poner en riesgo a más de 500 personas.

C: ¿Cómo tomó su familia su participación?

JWZ: Jamás le dije nada a mi esposa, aunque ella, con los entrenamientos ya lo percibía. Se enteró por la televisión y la noche del operativo la llamé por teléfono porque nos quedamos a dormir en las casas aledañas a la residencia.

Cuando le pregunto por su familia, el general Williams responde con un prolongado suspiro acompañado de un ruidoso silencio. A punto de terminar la entrevista, recuerda que su esposa murió en el 2010 a causa de un derrame cerebral. Ese mismo año falleció uno de sus tres hijos a raíz de una peritonitis. Solo sus dos hijos lo acompañarán a la vigilia organizada por las esposas de los comandos. En ese momento entendí el porqué de la tristeza dibujada en sus ojos, y porqué se aferra, como nadie, al recuerdo del rescate de vidas sumergido en sus propios silencios.

 

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