Licuando nuevas ideas

Llora en silencio pero amanece con una actitud positiva. Sus hijas buscan algunos ingresos para solventar la casa que comparten. Su labor independiente está en la cuerda floja, para ella no será fácil reponerse de esta situación. Intenta despejarse con actividades que la ayudan a reinventarse, crea una pequeña rutina para que no termine absorbida por la ansiedad y la depresión.
Hace tres años atrás, Antonia una señora emprendedora en el rubro de jugos había logrado posicionarse en el mercado número tres. Su local se había triplicado en un corto tiempo y ya estaba en la búsqueda de más puestos para su creciente demanda. Para ella iba ser un gran año, pero la pandemia sorprendió a todos, paralizó el mercado y el auge de su pequeño negocio.
Desde muy joven soñaba con tener algo propio, siempre supo surgir sola sin la ayuda de sus padres, trabajó muchos años en restaurantes, siempre estuvo involucrada o familiarizada en ese rubro de la cocina, le gustaba involucrarse en ese tipo de actividades, ella también inicio vendiendo en canchas donde jugaban vóley, una experiencia enriquecedora que le permitió empezar el contacto con los clientes.
En toda su vida aprendió muchas cosas y trabajó muy duro y eso le ayudó mucho a salir adelante. Su casa fue su primer local de venta, ahí se dio cuenta de que sus jugos tenían y decidió innovar. Luego alquiló un pequeño puesto en el mercado para hacer más eficiente su negocio.
Los centros de supermercados y algunos puestos de mercados centrales están cerrados, la venta de consumo de bebidas y comidas están paralizadas y la imposibilidad de apertura ha golpeado los emprendimientos.
Antonia y su familia no se rendirán ante esta crisis sin antes dar pelea, lejos de pensar en salir del negocio o salvar su capital, ahora están buscando organizar estrategias de ventas, además de ir adaptándose a las disposiciones del gobierno una vez pasada la cuarentena. Ellos están convencidos de que en tiempos de crisis, se licuan buenas ideas, así que seguirán siempre con una sonrisa y energía positiva.
Ahora todos estamos en modo resistencia activado, porque su negocio de jugos también quebró, la cadena de pagos igual, Antonia asimila el cierre definitivo de su negocio que es independiente, se enfrentó a situaciones complejas, pero jamás inciertas como las que hoy afronta, tiene una misión mejorar sus ánimos.
Para ella verse encerrada le resulta extraño, la rutina de la cuarentena la está abrumando, siente que envejece muy rápido sin poder trabajar, su capital esta consumido, ahora en el local que tenía alquilado para su venta de jugos lo dejó, tampoco volverá a su ritmo laboral como antes, es una mujer luchadora, de fe y capaz.
La vida que llevó, la enseñó a soportar altas y bajas, ella está afortunada de tener a sus hijas y esposo. Vive cada día al máximo con ellos ´”Tengo reaccionar si pasa algo´´ dice Antonia, nadie está preparado. Sin embargo, sigue sujetándose al árbol de la vida, son fuertes, la cuarentena los está cambiando, no tendrán riquezas, pero sí amor, sonrisas y aventuras junto a su familia.
Hoy en día la pandemia nos presenta un nuevo reto, el más grande en toda nuestra historia. Es difícil escuchar malas noticias de personas cercanas, eso le hace sentir muy cerca del peligro, pero a la vez, te hace apreciar también mucho más el hecho de continuar a salvo y valorar los pequeños privilegios que muchos de nosotros tenemos.
Nadie está preparado para perder a alguien que ama, muchos comerciantes ya están contagiados en el mercado y otros perdiendo la vida a causa de del Covid- 19. Un porcentaje mayor al 60% de trabajadores de los mercados en Tarapoto están infectados
La vida disminuye mundialmente y esto para muchos pasa como una especie de película de ciencia ficción y para otros, con un llanto desconsolado, este virus trajo humildad y nos devolvió esa humanidad que se había perdido.
De la noche a la mañana, muchos empezamos a sufrir por otros sin necesidad de conocerlos, había tanta indolencia e indiferencia en nosotros que casi ya éramos unas máquinas, lástima que cosas como éstas nos tengan que hacer cambiar.
En los siguientes meses, cuando vayamos retomando nuestras vidas, tendremos que utilizar mascarillas que nos cubrirán más de la mitad del rostro. Casi sin expresiones faciales y a dos metros de distancia sin poder abrazarnos, darnos besos o incluso la mano. Tendremos que mostrarnos a los demás de otra manera, volvernos expertos en los pequeños gestos y en las grandes miradas. Así será por un tiempo, hasta que por fin nos quitemos la máscara del rostro y tengamos nuevas herramientas para estar juntos.
Mientras tanto, Antonia sigue licuando ideas para poder salir adelante día a día.
Por:
Kelly Lorena Estrella Sangama
Fotografía France24